lunes, 31 de octubre de 2011

Llega el In-Edit: ahí va una propuesta

Desde hace cuatro días se está celebrando en Barcelona una nueva edición del festival Beefeater In-Edit. ¿Y eso que es?, se deben preguntar algunos. Pues es un festival de Cine Documental Musical. Cada año este evento nos da la oportunidad de disfrutar de un cine de calidad en el mismo centro de la ciudad condal (no como otro festival muy interesante en Barcelona que se celebra en un ciudad costera).

Podréis disfrutar del mismo hasta el 6 de noviembre y aquí os dejamos nuestra propuesta de películas a degustar en el festival si lo tenéis cerca o por otros lares:

'Michel Petrucciani' (Michael Radford - France, Germany, Italy – 2011 – 98’)




'Komeda - A Soundtrack for a Life' (Claudia Buthenhoff-Duffy - Germany, Poland – 2010 – 52')



'Michael Nyman In Progress' (Silvia Beck - Germany – 2010 – 80')




'Dave Brubeck - In His Own Sweet Way' (Bruce Ricker - United States – 2010 – 91’)


Podíes encontrar mucha más información sobre estas películas y el festival en su web Beefearer In-Edit, así com también de otras películas muy interesantes, aunque esto siempre depende de los gustos musicales de cada uno:

martes, 25 de octubre de 2011

Estudio sobre F.W. Murnau (I)

El cine fue durante muchos años un juego para mí, una muestra de ocio sin importancia, de ratos libres sumergido en las aventuras que me explicaban. Cuantos más ruido, movimiento, efectos especiales pues mucho mejor. El acto de ir al cine estaba unido a la compañía de los amigos, de las miradas robadas de los primeros amores, de las palomitas con Coca-Cola. Todo era un divertimento, igual que jugar a baloncesto o bailar en la discoteca el último hit del momento.

Pero todo tiene que acabar, pasar de fase y descubrir que el mundo de los fotogramas era un poco más que lo pensado anteriormente. Ese momento esta grabado a fuego en mi mente; allá por los últimos años del siglo pasado (snifff, cómo pasa el tiempo!!!) me encontraba yo entre los participantes de un cine-fórum dedicado a F.W. Murnau, el menú de ese par de noches era el visionado de 'El último', de 'Amanecer' y luego un coloquio para cada uno de los filmes (que se alargó hasta cerca de las cinco de la mañana en cada sesión). Yo poco sabía de ese director alemán, algo de una película de vampiros, algo de cine mudo,… pero poca cosa más. La impresión que tuve en esas horas fue de momento de epifanía, como si un ser superior abriera mi pobre mente descarriada allí presente. Disfrute cada momento, me emocioné, reí, lloré; me enamoré de Jannings, de Gaynor o de O´Brien, pero sobre todo de Murnau.
Lo siguiente fue ver una vez detrás de otra todas las películas que pude encontrar del mago alemán. Con los años, por suerte, las ediciones de sus películas se han ido distribuyendo en el Estado Español y he saboreado todo tipo de sensaciones con su arte. Un nuevo mundo había entrado en mi interior, y lo mejor era que se había instalado para no irse nunca más. Descubrí que Murnau era un artista total, que se encargaba de la dirección pero también estaba pendiente de todos los aspectos técnicos de la imagen de sus películas; no se sabe muy bien si los logros de sus filmes son culpa de los que trabajaron a sus órdenes o del propio director, pero daba igual ya que el resultado estaba allí. Es su figura más cercana al “director artesano” de años antes, que del “director que delega” que estaba de cada vez más extendido en su época.
Si hay un “cielo cinematrográfico personal sobre directores”, habría un montón de ángeles (Siodmak, Mann, Ray, Tourneur, De Sica, Truffaut, Bergman,…), con los Doce Apóstoles (Ford, Wilder, Lang, Hitchcock, Capra, Hawks, Sirk, Eisenstein, Ozu, Renoir, Chaplin, Fellini)… y ¿dónde se coloca la figura de Murnau?... Murnau es DIOS.

Biografía de F.W. Murnau

Nacido Friedrich Wilhelm Plumpe, el 28 de diciembre de 1888 en Bielefeld, Alemania. Murnau era el hijo de Heinrich Plumpe, un fabricante textil, y su segunda esposa, Otilie. Adoptó el nombre artístico de "Murnau" de joven, tanto como un intento de ocultar sus ambiciones teatrales a su padre y en homenaje a la ciudad de su niñez, Murnau. La ciudad de Murnau era un refugio creativo de algunos de las más notables figuras expresionistas período, incluyendo Wassily Kandinsky, Franz Marc, y otros relacionados con el 'Blaue Reiter' ('El Jinete Azul'). En esa localidad de Baviera el joven Friedrich pasó una temporada como invitado en la casa de un amigo.
Desde pequeño ya le interesó todo tipo de artes. En 1907, Murnau fue a la Universidad de Berlín para estudiar filología. A pesar de que tenía la intención de convertirse en maestro, sus aspiraciones cambió cuando conoció al poeta expresionista Hans-Ehrenbaun Degele, con quien desarrolló una intensa amistad. Después de Berlín fue a la Universidad de Heidelberg, para ampliar sus estudios. Desde 1909 hasta 1913 fue uno de los más activos estudiantes de teatro. Durante este período llamó la atención del reconocido empresario Max Reinhardt, quien lo invitó a regresar a Berlín para reunirse con su compañía de teatro Deutsches. Reinhardt, fue mentor de una serie de importantes figuras del cine austríaco y alemán de la época.
En 1914, al comienzo de la Primera Guerra Mundial en Europa, Murnau pasa a ser voluntario del ejército alemán. Sirvió en el Frente Oriental y como piloto de combate en la Luftwaffe. Sobrevivió a ocho accidentes de avión sin sufrir lesiones graves, así como el internamiento en 1917 en un campo en Suiza, durante la cual escribió el guión de su primera película. Al término de la guerra Murnau volvió a Berlín y reanudó sus trabajos anteriores.

miércoles, 19 de octubre de 2011

Comiqueando: 'Memorias de un hombre en pijama' de Paco Roca

Desde hace unos años Roca se ha convertido en el tótem de la industria comiquera del Estado Español. Agasajado con todos los premios por haber: del Salón del Cómic de Barcelona (unas cuantas veces por ‘Arrugas’ y ‘El invierno del dibujante’); del festival de Lucca y para acabarlo de adobar un Premio Nacional del Cómic. La crítica y el público se ha rendido al arte de este ilustre valenciano. Las ventas de sus tebeos llegan a cifras estratosféricas, siendo casi el único en poder competir con las colecciones de superhéroes llegados de yankilandia.

‘Memorias de un hombre en pijama’ es un trabajo destinado para el diario "Las Provincias", Roca trabajó en el proyecto concretamente desde marzo de 2010 a julio de 2011. Aunque al final fue muy poco tiempo para ver la evolución de la serie hay un gran número de historietas recomendables al cien por cien. Eran unas tiras dominicales donde el autor no nos sumerge dentro de su mundo fantástico, si no que estamos delante del propio autor, de su vida, y el lector se instala cómodamente en el cerebro del dibujante.

En sus viñetas hay desde los recuerdos de infancia, los problemillas de pareja y hasta llegar a esa edad, los cuarenta, donde se es demasiado joven para estar todo el día apalancado en casa pero demasiado viejuno para hacer algunas locuras. Gracias a su trabajo del todo sedentario (comenta que por fin ha conseguido su sueño infantil: quedarse en casa todo el día con el pijama puesto), tiene mucho tiempo, demasiado, para estar pendiente de lo que le rodea. Y eso es lo que hace, observar todo lo que esta a su lado y mientras filosofa y se le va la olla continuamente. Lo bueno de Roca es que no busca la risa fácil, el chascarrillo idiota, si no una sonrisilla y eso de “joder, a mí me ha pasado lo mismo”.



Con una mirada sincera, divertida pero nunca simplona diseccionas las filias y las fobias de un artista en la cúspide de su trayectoria. Un dibujante en pijama a todas horas que se convierte en un actor más de su “desmelenada” existencia: ir al supermercado, leer un rato, discutir con su novia, navegar por internet, comunicarse con sus colegas “pijameros” y a veces trabajar un rato. Así la obra se convierte en un cuaderno de bitácora de todo cuarentón, o aquellos que estamos rozando esa edad, que pulula por las habitaciones de “la piel de toro”. Todo hecho desde un trazo límpio y agradable, que hace que siguas sus “aventurillas” y te des cuenta que todo lo tiene atado y bien ligado, es una máquina engrasada que va directa al corazón del lector, y todo hecho desde una modestia que hace que cuando lo lees parece que forma parte de la familia, que lo conoces desde hace un montón de tiempo.

Si no has leído nada de Roca, corre a buscar toda su obra a tu tienda de cómics más cercana, que no sabes lo que te has pierdes; si eres de los que por suerte has tenido en tus manos algún álbum suyo te recomiendo ‘Memorias…’ ya que podrás definitivamente sumergirte del todo en la “Vida y milagros del gran Paco Roca”.

lunes, 17 de octubre de 2011

'Modern Family'. Bienvenidos a la actual familia (americana)

En los 80 y en buena parte de los 90, el concepto de familia que USA explotaba en sus sitcoms era más bien almibarado y un tanto repetitivo. Los Seaver, los Cosby, los Winslow…

Todos seguían un mismo patrón: papá, mamá, hijo adolescente ligón, hija adolescente que se pasa horas hablando por un teléfono con quince kilómetros de cable (ahora le bastaría con Facebook, Wasap, Twenty y Twitter), el/la peque mellado/a gracioso/a; la típica casa con jardín y con canasta de baloncesto para tratar los temas “de padre a hijo”; las moralinas con música ambiental y un gran oh! enlatado que acompañaba al momento-abrazo-te-quiero-mamá…

No había mucha reflexión, sólo una sobredosis de azúcar y algún capítulo suelto en el que se atrevían a tocar algún tema ligeramente peliagudo, como el racismo o las drogas. Pero era todo muy convencional. Casi lo más trasgresor hasta el momento en comedias americanas había sido el arrejuntamiento de los Brady y su conversión en tribu. Por eso ‘Los Simpsons’ triunfaron tanto. Nunca se había conocido una familia igual. Ni amarilla, claro.

Afortunadamente, ahora se llevan otro tipo de familias, en la comedia y en el drama: familias de mafiosos, familias desestructuradas, amigos que son familias y familias modernas, como ‘Modern Family’.

Es una de las pocas series que he visto que convenzan tanto simplemente con el episodio piloto. Porque más que romper moldes, descuadran al espectador. Porque cuando crees que se avecina una dosis de sentimentalismo -aunque sin un gran oh! Enlatado-, sucede algo (casi siempre surrealista) que revienta y reinventa la escena.

El formato también ayuda: el falso documental intenta dar una apariencia a lo que estamos viendo de (falsa) credibilidad dentro de la ficción, como ya practicaron Christopher Lloyd y Steven Levitan en su no menos exitosa ‘The Office’.También ayuda a que los personajes se den a conocer, se retraten a si mismos y reflexionen sobre su rol en esta desconcertante familia.

Las tramas se refieren a asuntos cotidianos, pero contados de otra manera. O más bien, vividos de otra manera. Con personajes que intentan no ser cotidianos, aunque a veces el resultado es justo el contrario.

Se “abusa” un poco de ciertos estereotipos, pero tal vez sea este el matiz: intentar vendernos algo que podría ser lo típico, pero envuelto en una capa de irreverencia, y con altas dosis de humor. Humor disparatado. La pócima mágica: diversidad (sexual, étnica, de caracteres) para conseguir un gran mosaico. Y un continuo juego de espejos, una idea con la que la serie juguetea mucho.

Si se quiere ver un trasfondo, la serie no es más que un reflejo en el espejo de una nueva sociedad que se ha quitado el corsé y se ha desalmidonado. Como consecuencia, han surgido nuevos modelos de familias que de alguna manera intentan cambiar la forma de educar a sus vástagos, aunque, muchas veces, acaben actuando exactamente de la misma manera en que lo hacían sus antecesores.

Es decir: justamente como siempre juraron que no actuarían. Por eso Phil Dunphy (Ty Burell) se esfuerza por ser un padre-colega, y su mujer Claire (Julie Bowen) intenta ser una madre permisiva, especialmente con Hailey (Sarah Hyland), la niña adolescente que sale (otro tópico que puede no tener tanto de típico) con el chico mayor de melena y aspecto taciturno que toca la guitarra y sueña con ser estrella del rock.

No sólo nos ha convencido a nosotros, los serieadictos. También a los peces gordos de los oscar de la tele. En 2010 y también en la edición de este año, se han hecho con el Emmy a la Mejor Serie de Comedia, uno de los cinco que se ha llevado en este 2011, en el que ha obtenido 17 nominaciones.

De momento, sólo hay dos temporadas completas, así que además de dejarse ver tan ricamente, no es una de esas series a las que no sabes cómo enfrentarte, con 5, 6 y hasta 7 temporadas que meterse por vena para ponerse al día. Muy recomendable.

sábado, 15 de octubre de 2011

Va de trailers

Traemos otra selección de trailers de películas que van a llegar a nuestras pantallas en unos meses. 

Hoy el menú es Eastwood, Polanski y Fincher. ¡Bon appétit!







'J. Edgar'
Clint Eastwood dirige este biopic sobre John Edgar Hoover creador de la Oficina Federal de Investigación norteamericana (F.B.I.). Hoover (encarnado por Leonardo Di Caprio) fue director del F.B.I. desde 1924 hasta su muerte en 1972, estableciendo sus fundamentos de funcionamiento y sobreviviendo a la gestión de siete presidentes distintos. A pesar de ser un personaje impopular y de dudosa moral, su red de informadores le otorgó el poder de conocer la vida, y sobre todo los trapos sucios, de casi cualquiera que pudiera ser alguien en los EEUU, por eso fue el hombre más poderoso de América de su época. Huele a estar entre las películas del año.



'Carnage (Un Dios salvaje)'
Dos niños de unos 11 años se enfrentan con violencia en un parque. Dispuestos a encontrar una solución, los padres de la "víctima", Penelope y Michael, han invitado a su casa a Nancy y Allen, los padres del "matón". Lo que empieza siendo una charla con bromas y frases cordiales adquiere un tinte más violento a medida que los padres van revelando sus contradicciones más básicas. Roman Polanski vuelve a dirigir tras un periplo de tiempo en que tuvo problemas con la justicia suiza. Después de la increíble ‘El escritor’, uno de sus mejores filmes hasta la fecha, adapta la novela homónina Yasmina Reza, la cual también firma el guión junto a Polanski. Tiene Buena pinta, muy buena pinta.



'The Girl whit the dragon tatoo'
Basado en el primer libro (‘Los hombres que no amaban a las mujeres’) de la trilogía Milleniun del escritor sueco Stieg Larsson. En 2009 ya se adaptó en su país natal. Ahora es David Fincher (‘La Red Social’) el encargado de llevar a la pantalla las pesquisas de Mikael (Daniel Craig) sobre la familia Vanger y la desaparición en 1966 de la joven Harriet.Blomkvist se ayudará de una joven, extraña y fascinante chica, Lisbeth Salander (Rooney Mara).
Mucha gente se ha leído la trilogía o ha ido al cine a ver la traslación sueca a imágenes en movimiento. La pregunta es qué dará de nuevo el talentoso Fincher para llevar a buen puerto la nueva adaptación, una incógnita.

miércoles, 12 de octubre de 2011

Escribir con la luz (II)

"Solo con el corazón se puede ver bien. Lo esencial es invisible a los ojos"
EL PRINCIPITO de Antoine de Saint-Exupery

domingo, 9 de octubre de 2011

Aquellos maravillosos ochenta!

J.J. Abrams ha llegado a mi mundo audiovisual para quedarse. Mis titubeos con este artista empezaron con ‘Felicity’, una serie juvenil que seguí apenas algunos capítulos. Al cabo de un tiempo llenó mis horas televisivas una espía en toda regla, ‘Alias', aunque debo confesar que no degusté la obra hasta años después. Y que decir de ‘Perdidos’ o ‘Fringe’, poco más que obras maestras. No voy a negar ni obviar que en el histórico trabajo televisivo que ha llevado a cabo Abrams hay también bastante material que me ha decepcionado y aburrido en gran suma. Pero en este terreno no desespero a la espera de recibir y disfrutar los próximos estrenos de ‘Alcatraz’ o ‘Person of Interest’.

Pero estoy aquí aporreando las teclas para hablar de la faceta cinematográfica o mejor dicho del último estreno como director de Abrams. El primer sentimiento que aflora en mi piel al adentrarme en ‘Super 8’ es la nostalgia de un tiempo pasado, de una infancia repleta de cine ochentero, al de aventuras juveniles por doquier.


Muchos elementos destacan y caracterizan este film para conseguir, para gran alegría de mi generación, un estilo fílmico ochentero que viste todo el metraje. Los protagonistas son los niños, tanto dentro como fuera de la pantalla. Una pandilla de amigos con unos arquetipos de personajes muy estudiados y bien dibujados conduce la narración: el chico gordo que hace de director de cine, un gafotas algo empanado, el típico con ortodoncias metido a zombi y también un tanto terrorista, el chico sensible enamorado de la chica, etc. Con ellos la inmersión es total a un mundo de aventura que nos trae viejos recuerdos de adolecentes soñadores. Pero también hay brechas dirigidas directamente a los espectadores adultos con toda una retahíla de objetos frikazos que nos emocionan y buscamos en las habitaciones de los chicos: las referencias a ‘Lost’, el monstruo del lago negro, H.P. Lovecraft, Robert Crumb, objetos de ‘Star Wars’, cómics, etc.

Otro elemento a destacar es como se plasma una realidad podríamos llamarla psicosocial: los adultos no escuchan a los niños y eso no conduce nunca a nada bueno. De hecho los mayores serán eliminados cuando agreden los sentimientos de los niños. Y que decir de Elle Fanning, auténtico descubrimiento del film, en cada uno de sus planos borda una actuación soberbia. ¿Alguien se apuesta que una de las nominaciones a los Oscars de la película será para ella?

Muchas más cosas pueden contarse de esta, para mí, obra maestra, como la grandiosa música del gran prodigio de nuestro tiempos Michael Giacchino; la controversia con cierto personaje monstruoso, mucha gente le ha dado mucha importancia, pero a mi entender es un mcGuffin hitchcockniano para adentrarnos realmente a la verdadera esencia de la película, que no es tanto una película de monstruos y sí un filme iniciático de lo que es realmente hacerse mayores para los niños. Pero mis últimas palabras sobre ‘Super 8’ es para destripar los primeros minutos de esta película, pero cinematográficamente hablando, no os asustéis. Con la boca abierta me quedé nada más empezar la proyección cuando Abrams, en tan solo un plano y un movimiento de cámara, transmite más que la totalidad de metraje de muchos directores pseudo-cultos que pululan por los cines de nuestro barrio.